Mediante el vestigio vegetal dejado como
huella digital donde aparece encriptada toda la información y partiendo de la misma
obtenida por métodos de investigación y análisis biológicos de los restos, hemos
intentado deducir la especie que un día fueron árboles y hoy sólo quedan unos
tocones como testigos de un pasado.
Una huella llena de información de lo que un
día fueron, cómo fueron y por qué fueron talados; una huella dejada a la vez
por el hombre y su intervención en el paisaje. Un hombre que es una herramienta
más en el proceso del cambio del paisaje y muchas veces sin tener consciencia
de ese proceso.
Con esta intervención queremos que se tome
consciencia de la importancia del hombre en el paisaje geográfico-cultural y
las formas de habitar el espacio; y, a la vez, cuestionar la intervención del
hombre sin ser consciente y cómo el territorio está ocupado por el paso del
tiempo donde el pasado aflora con las huellas que el hombre va dejando y, de
una forma implícita, hacer una reflexión sobre la vida y la muerte y dar
testimonio de la memoria del lugar natural y cultural.
La visualización de las lápidas deja constancia
de la muerte y la necesidad de conciencia sobre la intervención del hombre en
el paisaje, posiblemente sin contar con él.
La huella, el deseo de permanencia, las
relaciones de poder en un mundo globalizado y la lucha por el dominio del
imaginario.
Un graffiti en un árbol, símbolo del
deseo humano de dejar huella, símbolo también de la capacidad del Poder de
influir en el imaginario colectivo modificando el paisaje y mediatizando las
imágenes.
Deseamos construir nuevos modos de
sensibilidad, modos de relación con el otro, modos de producción, modos de
creatividad que produzcan una subjetividad singular.
Dejando nuestra huella,
rechazamos los modos de codificación preestablecidos, todos esos modos de
manipulación y de control a distancia.
El
deseo de trascendencia del ser humano nos impulsa a dejar nuestra huella en el
mundo, aunque, a veces, ésta sea una huella violenta. Todos modificamos el
paisaje para dejar nuestra impronta, nuestro rastro, lo que pensamos, quienes
somos, a quién amamos u odiamos.
Así
encontramos las obras faraónicas de la M-30 en Madrid, las pirámides de Egipto,
la conquista de Europa por parte de Napoleón o de Hitler conviviendo con gestos
mínimos como los graffiti en los cuartos de baño, las paredes o los árboles.
Todos son expresiones de lo mismo:
"Yo he estado aquí, yo soy y deseo
que se sepa, lo grito".
En el
jardín de la facultad, tras un primer análisis de los graffiti hallados en los
chopos, hemos elegido como símbolo de nuestra obra el siguiente texto:
Ich war hier
"Yo estuve aquí"", equivalente a "he existido, he sido, deseo
permanecer".
No es
anecdótico que este graffiti lo haya realizado un extranjero, alguien que está
de paso en este lugar, como todos estamos de paso en el mundo. Es nuestra
"vanitas" moderna.
Nuestro proyecto está dividido en tres partes:
Una
intervención en el jardín de Bellas Artes que reproduce uno de los
graffiti encontrados en un grupo de chopos del jardín de BBAA en gres
esmaltado.
Una
serie de textos y fotos que recogen nuestro proceso de investigación sobre
la zona y el pensamiento relacionado con la obra.
“Abner Cohen define la política como <<la
distribución, mantenimiento y ejercicio de la lucha por el poder dentro de una
unidad social>>. (…)Pensar en el poder como fuerza física o coerción es
no captar completamente la sutileza con que habitualmente se manifiesta, ya que
en las transacciones cotidianas el poder se objetiva, se desarrolla, se
mantiene, se expresa o camufla por medio de símbolos.”[1]
[1]
Lewellen, T. C. Introducción a la antropología política, Barcelona,
Bellaterra, 1994, pág. 141.
Para la edificación de la Ciudad Universitaria se eligió la opción del campus norteamericano como modelo teórico de la ciudad aunque fue preciso adaptarlo al enfoque español. Alfonso XIII y la Junta monárquica pretendían agrupar bajo un plan magnífico y completo de modernas construcciones en un bello y amplio parque las diferentes escuelas y facultades, dejando el anticuado sistema del edificio único universitario para trocarlo por el de edificios independientes para las distintas ramas del saber.
Alfonso XIII abdica y se proclama la Segunda República española.
Con la llegada de la Segunda República, Madrid se convierte en asunto de Estado.
Con la república, en cambio, se piensa que "la exaltación de la idea de capitalidad es indispensable para el funcionamiento nacional del régimen, para la prosperidad y armonía de la nación entera". Por ello, tanto por iniciativa de Manuel Azaña, como de Indalecio Prieto, se concede a Madrid, como capital de la República, una asignación de 80 millones de pesetas a invertir en diez años.
La Gaceta Literaria dedicó un número especial, en 1928, a la arquitectura moderna, donde se sientan los principios y la necesidad de una más moderna construcción para Madrid. La realización más interesante, como conjunto arquitectónico dentro del proyecto «Gran Madrid», fue la Ciudad Universitaria. Iniciada en 1927, casi en su totalidad fue realizada durante la República. Una junta presidida por Alcalá Zamora, pero en realidad promovida y dirigida por su secretario Juan Negrín, dirigió su construcción.
Una serie de hechos dieron al traste con el Gran Madrid que soñaron Azaña, Prieto y el arquitecto Zuazo y al que el brutal e irracional estallido de la guerra civil acabó por matar. Fue una lástima que fuera destruida casi en su totalidad en el dramático cerco franquista a Madrid.
El régimen franquista no solo expulsó del Colegio de Arquitectos a los hacedores de ese incipiente Madrid vanguardista y revolucionario sino que llegó a identificar vanguardia y modernismo con república e impuso en consecuencia, ese nuevo orden arquitectónico franquista que todos sufrimos y que Madrid sigue sufriendo.
Fue particular deseo del Caudillo, según rezaba la propaganda, proceder a la rápida construcción de la Ciudad Universitaria. Los escasos recursos se focalizan en Madrid, donde la reconstrucción de la Ciudad Universitaria, tan miserablemente destrozada durante la guerra, se convierte en un fin propagandístico de primera magnitud para la dictadura.
Se erige una estatua ecuestre representando al general Francisco Franco por la Junta de Gobierno de la Ciudad Universitaria en 1943, tras una proposición de la Comisión Permanente de la Junta Rectora en febrero de 1942.
La
intervención en los espacios públicos, es una acción benéfica, pacifista y
poética y que actúa desde la empatía, el enfoque positivo y abierto de la
participación de la comunidad, busca entender los nuevos modos de contribución
del arte a la construcción social. Siguiendo al artista estadounidense de
origen iraní Armajani, "entendemos al arte como conquistador de
nuevos territorios al extender su campo de actuación a la experiencia política,
social y cultural, desde una referencia de vinculación íntima que establece
relaciones entre la configuración del espacio urbano y la consideración e
implicación de aquellos que viven, disfrutan y padecen dichos sitios".
Intervenir en el espacio público, pues, requiere dotar de explicación a las
acciones que se ejecutan en él, corriendo el riesgo de una fortuna diversa y
cambiante.
La intervención ¿lo ves? es un trampantojo trompe-l'œil, una
unión de pintura y naturaleza, todo uno, es una afirmación de
la estrecha unión del arte y naturaleza.
MEDIDAS DE LA ESTRUCTURA:
Metal
Largo del perfil – 5
mm
Ancho de la plancha – 10
cm
Alto de la plancha – 100
cm (80cm estará por fuera y 20cm por dentro de la tierra
Cristal
Largo del perfil – 5
mm
Ancho de la plancha – 10 cm
Otros materiales Pintura acrílica y cartulina de color
Año2012
proceso de elaboración de ideas
proceso de elaboración de ideas
en el taller
instalando la cartela
instalando la cartela
cartela ¿lo vés?
inaguración con
Yosu Larrañaga Decano
Selina Blasco Vicedecana
Victor Zarza Director del Dpto. de Pintura
Lidia Benavides Profesora de Pintura
Barbara Fluxá profesora del taller
Durante
años se han trasladado plantas y animales a lugares del que no
pertenecían surgiendo así una mezcla de las especies, además de
una adaptación al medio; pues bien con mi obra “Un pedazo de
Asturias” quise hacer algo similar, trayendo un trozo de un lugar
tan verde como es Asturias a un lugar seco como es Madrid, es como un
intercambio climático, en el que el césped tiene que sobrevivir a
este clima seco.
El
césped verde también es un símbolo de la persona que cambia de una
zona a otra y nota las diferencias con respecto a su lugar de origen;
el césped es un extraño en esa zona, todo es desconocido para el
tanto el suelo como el aire, no ha nacido ahí y se nota.
Esta
obra tiene un cierto sentimentalismo, el sentimiento que tenemos las
personas de fuera cuando cambiamos de lugar, sobretodo el cambiar de
un lugar muy verde y muy lluvioso a un lugar seco, sentimos el cambio
igual que lo siente la naturaleza.
Producción de cartelas en el taller Arteria Gráfica
Cygnus Caerulea
Estado de conservación: Extinto (UICN)
Reino: Animalia
Filo: Chordata
Clase: Aves
Orden: Anseriformes
Familia: Anatidae
Género: Cygnus
Especie: C. Azul
.
La última vez que se vio un
Cisne Azul fue en torno al año 1977 en los pequeños estanques naturales que se
situaban en este lugar. Las escasas aves, fueron trasladadas como obsequio a la
Universidad Complutense de Madrid desde el Palacio de El Pardo, ya que los
“Altos de Moncloa” habían sido
cedidos por rey Alfonso XIII para la construcción
de un barrio universitario.
El escudo de
la UCM adoptó la figura del cisne debido a la permanencia de estas aves durante
años en sus terrenos, que coinciden con las del progreso del campus, y
también, debido a la lucha por conseguir la supervivencia de la especie, fracasada, frente
al triunfo del barrio universitario. Se trata de un homenaje al Cisne Azul como
símbolo de su desarrollo.
El
Cisne Azul (Cygnus Caeruelea), también llamado cisne mudo azul, es una especie
de ave anseriforme de la familia Anatidae propia del Hemisferio Norte. Su
denominación científica es Cygnus Caeruelea, cygnus, cisne en griego clásico y
caeruelea, azul en latín.
El
cisne azul es una especie de la familia del Cisne Vulgar (Cygnus Olor) o Cisne
Blanco.Esta especie presenta el
tercer tamaño del género Cygnus;
teniendo por delante al cisne blanco y al cisne trompetero. Se le distingue de
los otros cisnes blancos por tener el pico de color amarillo anaranjado a rojo,
al igual que el cygnus olor, así como sus plumas traseras terminan en un color
azulado, de ahí su denominación. Así mismo, a esta especie, le crece una
carúncula negra sobre la base del pico.
No
existe dimorfismo sexual en el plumaje. Los machos son más grandes y la
carúncula negra sobre el pico se desarrolla más.
El
cisne azul ocupó el Hemisferio Norte, al igual que otros cisnes blancos. Tiene
parentesco con el cisne común, el cual proviene del cisne negro de Australia,
más que de otros cisnes blancos.En Europa se le denominaba cisne azul. En el siglo
XVIII logró establecerse como animal doméstico en estanques artificiales de
Gran Bretaña, Austria, Francia o
España.
El
área de distribución natural del cygnus es difícil de establecer, debido a que
se confunden poblaciones salvajes, introducidas por el hombre y naturalizadas a
partir de introducciones. se consideran parcialmente salvajes aquellos que
anidan al noreste de Europa, en la Islas Británicas, al sur de Suecia, en
Dinamarca, Holanda, norte de Francia, norte de Alemania, Polonia, en los países
al sur del mar Báltico y el mar Negro.
el
cisne azul, fue una especie principalmente cultivada por el hombre para
estanques o parques, que se desarrolló durante los últimos años de su existencia entre
el centro y la mitad norte de la penínsulaibérica. Pero los
salvajes también ocuparon los hábitat de lagos y ríos poco caudalosos, con
orillas donde crece vegetación alta. En invierno estaban presentes en estuarios
de agua salobre en las cercanías del mar o en costas marinas con alguna
protección.
Primera representación pictórica de la leyenda encontrado. Pertenece al S XV.
Historia
del Cygnus Cisne Azul
Los
primeros testimonios que se recogen de la existencia de esta especie se
remontan a la leyenda germana en la que se basa El Lago de los Cisnes. La
historia sobre la existencia de un cisne azulado comenzó a transmitirse de boca
en boca y de generación en generación por los pueblos germanos en torno al
siglo XVII. Se decía que existían pocos ejemplares de dicho cisne, y que pocos
habían conseguido verlo. Lo describían como un enorme y precioso cisne blanco
con la cola azulada que habitaba los lagos ocultos en las montañas. Se creía que
procedían del hechizo que bellas mujeres sufrían al intentar conquistar y
embelesar con su belleza a nobles caballeros y que aquellos que las vieran
convertidas en cisnes caerían en su hechizo.
A
1864 pertenece la escultura de Auguste Clésinger que algunos dicen que
representa la mitología griega de Leda y el cisne, pero en realidad, Clésiger
de origen francés padecía un fuerte interés por la historia de los cisnes
azules, ya que se rumoreaba por aquella época en su país que frecuentaban los
lugares más recónditos de la naturaleza.
Como
narraban las leyendas, las mujeres castigadas se convertían por un hechizo en
cisnes y Clésinger quiso simbolizar el mito a través de una mujer a punto de
caer en el embrujo y abandonar su forma humana.
Captura fotografica encontrada en los archivos del Museo Nacional de Ciencias Naturales.
Es
en el año 1877 cuando el
compositor ruso Piotr Ilich Chaikovski compone El Lago de los Cisnes, basándose
en esta historia llena de incertidumbre y misterio en torno al cisne azul. El
Lago de los Cisnes consta de cuatro actos en los que su protagonista, Sigfrido,
se enamora de Odette, convertida en cisne por el malvado mago Rothbart. La
única manera de recuperar la forma humana de Odette es que el príncipe le jure
amor eterno. Sigfrido cae en la trampa de Rothbart y le jura amor a Odile por
confusión, hasta que se da cuenta y corre hacia Odette y juntos se tiran al
lago como sacrificio de amor que terminará con Rothbart y su maleficio.
Tras
el éxito de esta obra llegó el auge del cisne azul, que si ya era antes
buscado, ahora todos los nobles y reyes deseaban poseer una especie en sus
lagos y estanques.Es cierto que durante el
siglo XVIII hubo una especie de cisne llamado Cisne Azul de bello plumaje
blanco y cola azul cian que poblaba los estanques de los más ricos del
continente europeo. No se sabe exactamente si su procedencia es natural como
narra la leyenda o fue intervenido por el hombre. Otra prueba que justifica su
existencia de estos ejemplares escasos, es el registro del ave que tuvo lugar
en el año 1902 en Lyon, Francia.
Se consideró perteneciente al orden de los anseriformes, de la familia
anatidae, género cygnus, especie azul.
El
Cisne Azul, se calcula que aparece en España en torno al año 1880, durante el reinado de Alfonso XII. Al
parecer, su esposa, Maria Cristina, trajo como obsequio dos valiosos ejemplares
de Austria, que fueron instalados en los jardines del Palacio de El Pardo
(Madrid). La dinastía conservó estas aves que fueron reproduciéndose, de forma
escasa hasta entrado el siglo XX. Mientras que en el resto de Europa, los cisnes
azules iban perdiendo la atención que tenían años atrás, pues los nobles buscaban aves más
exóticas para sus jardines como símbolo de poder, y poco a poco, el cisne azul
fue desapareciendo.
En
el año 1927, el rey Alfonso
XIII, cedió a la Universidad Complutense de Madrid, unos terrenos llamados “los
descampados” o los “Altos de Moncloa” para construir un barrio universitario,
lo que actualmente se conoce como Ciudad Universitaria.
Recreación del Cygnus Caerulea.
El
estado de conservación del cisne, ya antes amenazado, se vio en peligro durante
la Guerra Civil, después de la cual se calcula que no quedaban más de cinco
ejemplares. Se dice, que cuando el Palacio de El Pardo pasó a ser la residencia
del Jefe de Estado Francisco Franco, los cisnes fueron llevados a los terrenos
de Moncloa pertenecientes ya entonces a la Universidad Complutense de Madrid.
Las
aves, continuaron siendo difíciles de ver, y más aún cuando se empezó a
desarrollar el campus universitario, pero se tuvo notificación de que
pervivieron en los pequeños
estanques naturales del lugar hasta mediados de los años setenta, en 1977 fue
la última vez que se vio a un cisne azul, hasta hoy en día que no queda rastro
de ellos y la especie se encuentra extinguida según la UICN.
El
escudo de la Universidad Complutense de Madrid adoptó la figura del cisne
debido a la permanencia de estas aves durante años en sus terrenos, que coinciden con las del
desarrollo del campus, y también, debido a la lucha por conseguir la
supervivencia de la especie, fracasada, frente al triunfo del barrio
universitario. Se trata de unhomenaje al Cisne Azul como símbolo de su
desarrollo.
Como
recogen los Estatutos de la Universidad Complutense de Madrid, en el Decreto
58/2003 Artículo 5.1.: El símbolo oficial de la UCM se expresa en su escudo que
se ajusta a la siguiente descripción: Ajedrezado, de oro y gules, cargado de
tortillo, de plata, sobrecargado de un sol, de oro, rodeado de la leyenda
Libertas Perfundet Omnia Luce en letras del mismo metal, al timbre, coronel,
orlado el escudo del cordón de San Francisco, de plata. Por soporte, el cisne
de plata, picado y membrado de gules. El conjunto se encierra en una suerte de
cinta de plata, cargada de la expresión VNIVERSITAS COMPLVTENSIS MATRITENSIS.
Archivos en los medios de comunicación.
Recientemente diversas revistas de gran prestigio en lo referente al mundo natural, se han interesado por el Cygnus Caerulea. Con la ayuda de las últimas tecnologías en lo referente a la imagen lo han reconstruido basándose en los archivos antiguos y en los testimonios de aquellos que lo vieron con sus propios ojos.
Utilizando como base fotografías actuales de especies similares como el Cygnus Olor, con el cual comparte similitudes en cuestiones anatómicas.
Hemos realizado una
intervención en una pequeña parcela de la piscina limpiándola con materiales de
limpieza adecuados para su restauración con la finalidad de evidenciar sus características
originales.
El paisaje tradicional es un concepto muy arraigado en el inventario
popular. Actualmente predomina la idea de la montaña, la cascada, el bosque
como elementos que definen esta idea de paisaje fundamentalmente asociada a la
naturaleza. Nos interesa cuestionar esta idea y hablar de otro tipo de paisajes
también integrados en nuestro entorno. Nos interesamos en esta ocasión por el
paisaje manipulado por el hombre y que, convertido en un elemento que nos rodea
a diario, acaba formando parte de la dejadez que el mismo ser humano ejerce
sobre él.
¿Por qué manipulamos el
paisaje y a diferencia de la naturaleza no nos ocupamos
de mantenerlo vivo y al alcance del disfrute que produce verlo en perfectas
condiciones?
Una característica imprescindible del paisaje
natural es la regeneración, la capacidad de absorver el impacto del
hombre y hacer desaparecer la huella que deja. Queremos establecer una relación
con este proceso trasportándolo a un paisaje en el que el hombre es el constructor
y la naturaleza la que lo invade y lo ataca. Esta vez es el hombre el que asume la responsabilidad de
mantener en buenas condiciones “su paisaje” realizando la acción de regenerar
un pequeño área de la piscina para recuperar su aspecto original y eliminar de
ese modo la huella del tiempo.